viernes, 10 de abril de 2009

GALDÓS FOREVER


AMARÁN A FORTUNATA

¡Lástima de corazón echado a los perros! Esto dice de ella el último amigo de Fortunata. Nadie se llama Fortunata, al menos yo no conozco a ninguna, Fortunata es como una idea, aunque al autor le sale ideal, como Don Quijote, Fortunata, la gran quijota del siglo XIX. Galdós buscó este nombre para hablar de las trampas del amor. Más de mil páginas escribió para contarnos los amores tormentosos de los atormentados personajes. Muchos sufren de amor, por amor. Los que encuentran el amor de manera fortuita en la escalera. Aquellos a los que se les prepara la embaucadora encerrona como a Jacinta. Los que juegan con él como si fuera un juego, que resulta que no lo era tanto. Los inocentes, los resabiados, los poseídos, enloquecidos, y los bandidos, algo dirán, dirán, dirán, como en la canción de Pedro Guerra.
Esta novela de Galdós, Fortunata y Jacinta, es como un canto que grita lo que fue la España del siglo XIX, una comedia humana de la miseria y la desigualdad. Un cuadro viejo, un cromo, con escenario de rancia religión y política ineficaz. Esta novela es como una pena, como un largo lamento. No sé cuánta gente la lee toda, y bien que merece la pena, como nos enseñó Luis Cernuda, quien le dedica un poema en Desolación de la quimera.
Pero todos amamos a Fortunata, los que la leemos y también los que no la leen, porque Fortunata, como el amor, puede estar en cualquier parte, en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Galdós lo atrapó en forma de “una chica huérfana que vivía con su tía, la cual era huevera y pollera en la cava de san Miguel.” El huevo, el misterio de la vida. La gallina, con tanta vida interior, que dice Clarice Lispector, quien además augura éxito a las obras que se atreven a tocar este tema. Así ocurre con Fortunata y Jacinta, en la que las aves significan tanto. Novela del viejo Madrid bien dibujado, bien conocido, con una chispita que no se apaga.
Galdós compone esta novela del adulterio subtitulada “Dos historias de casadas” parece que contra el matrimonio, institución que pinta como un desastre, aunque en un ambiente burgués como el de Barbarita y Don Baldomero puede funcionar.