viernes, 16 de octubre de 2009

TRISTIA


BARTOLA Y GENARO

Bartola y Genaro formaban equipo con su mentora. Llegaron al instituto con algún complejo de superioridad o de inferioridad, o quizá con los dos al mismo tiempo. Se van a enterar, decían. Con sus supuestas perfecciones hacían de las suyas. Que un alumno escribiera en la pizarra los nombres de los que habían hablado cuando la profesora salía del aula. Que otro alumno le dijera a su tutor el nombre de los profesores que dejaban ir al servicio a los alumnos. Otras faenas eran poner a los padres por medio para que se quejaran de un determinado alumno al que algunos profesores estaban intentando ayudar. Llevar la contraria sistemáticamente a cualquier iniciativa que no proviniera de ellos. Quisieron hacerse los profesionales a base de oficio, pero cayeron en un automatismo que los convirtió en muñecos diabólicos. Se atrevían a intimidar a otras compañeras, amparados en su grupúsculo, porque de uno en uno eran más cobardes que una pelusa de esas que se meten debajo de la cama. Rehuían entrar con naturalidad en la sala de profesores. Genaro se refugiaba tras el periódico y Bartola preguntaba por alguien. A la hora de las evaluaciones intentaban manipular las notas y presionar a los profesores de manera descarada. Les gustaba apelar a la mano dura y a la retórica acusica. No querían compartir sus informaciones, se prestaban a favoritismos, secretismos y trucos que a la larga se convertían en sus propias trampas. Eran astutos como zorras y falsos como frutas de papel. Al cabo de un tiempo empezaron a sentirse incómodos, se quedaron solos y entre ellos surgió el resquemor porque no eran trigo limpio. La mentora, que sabía algo más y tenía más conchas que un galápago, fue aprendiendo y adaptándose, lo que Bartola y Genaro vivieron como una traición.

martes, 15 de septiembre de 2009

BICHO PREGUIÇA





BICHO PREGUIÇA

Bicho preguiça es el nombre de un animalillo frecuente en Brasil que Maikon trajo en su memoria. Un día, en clase, al hojear un libro de Ciencias Naturales surgió una conversación sobre animales. Maikon nos habló sobre el bicho preguiça y nadie sabíamos nada de él. Entonces nos lo explicó, y señalaba que en la espalda tenía como un caparazón, pensábamos que se trataba de una tortuga, pero Maikon decía: “tataruga no”, “tataruga no”. Después de un rato de explicaciones e interpretaciones liosas, Maikon se reveló como un auténtico dibujante. Con gran soltura y seguridad nos dibujó un bicho preguiça en la pizarra que daba gusto verlo, de manera que todos lo copiamos en nuestro cuaderno para investigar sobre él.
Comenzamos una búsqueda por diccionarios, que siempre es un enredo en el que algo se pesca, aunque no tenga nada que ver con lo que íbamos a buscar. Lo primero que parecía claro es que en español el bicho preguiça se llama armadillo. Resulta que armadillo es un nombre común de los mamíferos desdentados, sus patas están armadas con fuertes uñas apropiadas para excavar y encontrar los insectos con los que se alimenta. Su cuerpo rechoncho y con una larga cola, está revestido de un caparazón de placas óseas cubiertas por escamas córneas, articuladas, dispuestas en franjas transversales que permiten al animal enrollarse en caso de peligro.
Después descubrimos que armadillo es más o menos sinónimo de tatú, con acento, y el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) nos informó de que tatú es una voz guaraní en Argentina, Bolivia, Paraguay, y Uruguay.
También fuimos al diccionario portugués y allí escriben tatu, sin acento, y nos dice que en Brasil hay muchas clases de ellos: tatu-bola, tatu-de-rabo-mole, tatu-verdadeiro, etc.
Con el bicho preguiça surgieron interferencias, porque si traducimos palabra por palabra, bicho preguiça sería animal pereza, y es que hay un animal que se llama perezoso.El perezoso también es desdentado, pero con pelaje pardo, largo, hirsuto. Es de andar lento, sus movimientos son torpes, es arborícola pero trepa con dificultad a los árboles, puede permanecer colgado de las ramas mucho rato, se alimenta de hojas y por eso es filófago.El perezoso para bajar de los árboles se deja caer hecho una bola.
A Maikon no le gustaban nada las palabras españolas y era muy perezoso para aprendérselas. Él quería ser futbolista y siempre se acordaba de cuando su padre y él iban vendiendo cosas con un camión por el nordeste brasileño, por allí por donde nació Lula. Ahora está toda la famila en Madrid. Sus padres llegan a casa a las 10 de la noche y casi no los ve. Hace poco los echaron del piso y se tuvieron que ir a Villaverde. Maikon tiene un perro que le trajo su tío Augusto y cuando vivían por aquí, en la avenida de Portugal, todas las tardes iba con su hermana Micaeli a pasear el perro por la Casa de Campo.

sábado, 6 de junio de 2009

LADYBUG




Hay muchas maneras de aprender palabras y quizá muchas más de olvidarlas, porque hasta que una palabra se asienta en nuestra memoria ocurre un misterioso viaje.
A mí me costó mucho incorporar a mi vocabulario, y no sé si todavía lo he hecho, palabras como decimonónico, ultramontano y regalías. No sé si porque lo mezclaba todo, porque mi profesora de historia me resultaba cargante, porque me sonaban de manera horrible o porque evocaban el antiguo régimen, negro y siniestro.
El caso es que ladybug me la aprendí en un pispás y nunca más se me olvidó. Fue Alberto, un compañero de inglés, quien me la escribió en una de esas reuniones a las que estamos obligados a asistir los tutores. Yo dibujaba una mariquita en mi cuaderno y le pregunté que como se llamaba en inglés, ladybug, me dijo. Y ahí se quedó en mi memoria hasta hoy. Pues, mira por dónde que esta mañana me he levantado y me he puesto a buscar en los diccionarios.
Dice María Moliner que el nombre científico de la mariquita es coccinel-septempunctata, por los siete puntitos que lleva, tres en cada ala y uno en el medio.
Los franceses se acercan al nombre científico y la llaman coccinelle, aunque en su vena popular le dicen, de esa manera tan amable, bête-à-bon-Dieu. Anda, que decirle bestia a ese animalillo tan agraciado. Eso es lo que nos choca a los españoles, que los franceses ven un mosquito y dicen, une bête, une bête. Ellos también llaman coccinelle al coche escarabajo, al volkswagen alemán. Y los alemanes, por su parte, llaman a la mariquita marien-käfer y kletterpapagei.
María Moliner nos enseña que la mariquita se llama también sananica, vaca de san Antón y cochinito de san Antón.
Mi madre me dice que ella ha jugado mucho con este bichito, pero cuando le he preguntado que cuántos lunaritos tiene, me dice, pues tendrá ocho, pero no, ya sabemos que son siete. Yo me acuerdo que a mí me enseñó a llamarlo coquito. Todos los niños lo poníamos en la mano y le decíamos: “coquito de Dios, cuéntame los dedos y vete con Dios”, la mariquita iba recorriendo los cinco y salía volando.
Gracias a Alberto, un buen compañero, hoy estoy leyendo este cuento, porque escribir es leer por primera vez. Y a ti, lector o lectora, te lo regalo para que ames las palabras, también las palabras inglesas: ladybug, ladybird. Ladybug lo dicen en Estados Unidos y Canadá. Esto de bug parece que viene del antiguo inglés budda, que no es más que beetle, como los Beetles, y cuidado que también hay: assassin bug, bedbug y chinchbug.

miércoles, 13 de mayo de 2009

ADIOSES








CUATRO ANGELITOS

Era “Más pájaro que ángel” pero subió tan alto que se fue al cielo, como si su moto al llegar a la cima de la montaña se hubiera disparado hasta desaparecer. Un día fuimos todo el grupo a la radio y salimos por las ondas, después quería que fuéramos por ahí para no volver otra vez al instituto.

“El ángel de las campanillas” ciertamente amaba la música, acompañaba a su primo, que se fue a Canarias a bailar flamenco, pero él después del verano no volvió. Alguien le dijo que podría ser escritor y allí en el cielo escribirá canciones entre las estrellas.

“La crisis de un ángel” es la fuerza que les impide comer a tantas ángelas que se nos van con dolor y tras un largo camino de querer convertirse en espíritus puros. Ella también nos dejó con un agujerito en el corazón.

“Ángelus novus”, grande y bonachón nos dejó a todos sobrecogidos. También a su hermano pequeño “Ángel en el jardín de infancia”, que siempre venía a preguntarme por él con amor y dulzura.

“Más pájaro que ángel”, “El ángel de las campanillas”, “La crisis de un ángel”, y “Ángelus novus” son cuatro obras de Paul Klee, cuatro dibujos del alma que os he traído para que vivan entre nosotros aquellos cuatro alumnos que nos han dejado tan pronto.

“Más pájaro que ángel”, murió en un accidente de moto. “El ángel de las campanillas” se lo llevó por delante un coche, en una bella noche de verano. “La crisis de un ángel” se llama anorexia. Y “Ángelus novus” ha sido el último, un hachazo a la vida.

lunes, 11 de mayo de 2009

LA TIERRA TIENE FIEBRE







BEBESKA

Bebeska no es de ninguno de los países PECOS, países de la Europa Central y Oriental, ni de la nevada Rusia, aunque se llame María de las Nieves. Se crió en Extremadura, pero tampoco en la Siberia aquella de Helechosa de los Montes que nos contaba Amparo, cuando vivíamos en Montijo, que ella tuvo que llegar en barca cuando fue de maestra, y casi no nos lo creíamos. Y a lo mejor aquel curso que viví en Montijo, que Bebe tenía nueve añitos la vi cuando fuera a casa de sus abuelos, por la Plaza, por la Rambla, o quién sabe si por la calle Porras o por la calle Papas. Bebe ha vivido en San Vicente de Alcántara, el pueblo de otro maestro amigo mío, Abelardo, que conocí en Sariñena (Huesca), y ha vivido en Miajadas, el pueblo de su padre, en Zafra, en Mérida, en Badajoz, en Madrid.
Bebeska es la unión de Bebe y Ska. Bebe, es la cantante Nieves Rebolledo Vila. Hija de María Nieves y de Antonio, que tuvieron a su hija en Valencia, en 1978, por motivos del trabajo, ambos son cantantes, formaron parte del grupo folk Surberina y siempre han apoyado la carrera artísitica de la pequeña. Ska, por su parte, es un estilo musical que mezcla ritmos caribeños con música negra americana, es considerado como sucesor del reggae.
Bebe es una cantante comprometida, engagée como dicen los franceses. En su disco Pafuera telarañas, canta el Ska de la tierra. El Ska de la tierra se lo han aprendido todos mis alumnos, incluidos los chinitos. “La tierra tiene fiebre, necesita medicina y un poquito de amor que le cure la penita que tiene”. La fiebre es cuestión de unos grados, pero esos grados pueden matar a un montón de especies animales. El calentamiento global puede derretir los polos y con la elevación del nivel del mar desaparecer territorios en los que viven actualmente millones de personas. Todo esto impresiona muchísismo a mis alumnos.
El Ska de la tierra es un canto ecologista y es un canto ético. Es un grito contra el mundo desalmado que hemos ido creando. Bebe nos lo enseña así: “Es que no hay respeto por el aire limpio. Es que no hay respeto por los pajarillos. Es que no hay respeto por la tierra que pisamos. Es que no hay respeto ni por los hermanos. Es que no hay respeto por los que están sin tierra. Es que no hay respeto y cerramos las fronteras. Es que no hay respeto por los niños chiquininos. Es que no hay respeto por las madres que buscan a sus hijos”.
Bebe llaga acusar la raíz de esta falta de ética que todo lo aniquila: “Y es que no hay respeto por las voces de los pueblos. Y es que no hay respeto desde los gobiernos. Y es que no hay respeto por los que huyen del doló. Y es que no hay respeto y algunos se creen Dios.” Esperamos que Bebe nos siga pinchando con sus canciones ¿nooo...?

viernes, 10 de abril de 2009

GALDÓS FOREVER


AMARÁN A FORTUNATA

¡Lástima de corazón echado a los perros! Esto dice de ella el último amigo de Fortunata. Nadie se llama Fortunata, al menos yo no conozco a ninguna, Fortunata es como una idea, aunque al autor le sale ideal, como Don Quijote, Fortunata, la gran quijota del siglo XIX. Galdós buscó este nombre para hablar de las trampas del amor. Más de mil páginas escribió para contarnos los amores tormentosos de los atormentados personajes. Muchos sufren de amor, por amor. Los que encuentran el amor de manera fortuita en la escalera. Aquellos a los que se les prepara la embaucadora encerrona como a Jacinta. Los que juegan con él como si fuera un juego, que resulta que no lo era tanto. Los inocentes, los resabiados, los poseídos, enloquecidos, y los bandidos, algo dirán, dirán, dirán, como en la canción de Pedro Guerra.
Esta novela de Galdós, Fortunata y Jacinta, es como un canto que grita lo que fue la España del siglo XIX, una comedia humana de la miseria y la desigualdad. Un cuadro viejo, un cromo, con escenario de rancia religión y política ineficaz. Esta novela es como una pena, como un largo lamento. No sé cuánta gente la lee toda, y bien que merece la pena, como nos enseñó Luis Cernuda, quien le dedica un poema en Desolación de la quimera.
Pero todos amamos a Fortunata, los que la leemos y también los que no la leen, porque Fortunata, como el amor, puede estar en cualquier parte, en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Galdós lo atrapó en forma de “una chica huérfana que vivía con su tía, la cual era huevera y pollera en la cava de san Miguel.” El huevo, el misterio de la vida. La gallina, con tanta vida interior, que dice Clarice Lispector, quien además augura éxito a las obras que se atreven a tocar este tema. Así ocurre con Fortunata y Jacinta, en la que las aves significan tanto. Novela del viejo Madrid bien dibujado, bien conocido, con una chispita que no se apaga.
Galdós compone esta novela del adulterio subtitulada “Dos historias de casadas” parece que contra el matrimonio, institución que pinta como un desastre, aunque en un ambiente burgués como el de Barbarita y Don Baldomero puede funcionar.