jueves, 3 de abril de 2008

Un chico de Ucrania






ARMAS

Llegó desde un país con forma de caballo y ya sabe decir: “¡qué tonto soy!”

Se llama como el magno aquel de Macedonia. Según sus preferencias, pensadas hace tiempo, marcial querría ser. Nos cuenta muchas cosas, nos trae muchos sonidos, de nombres de lugares, de ríos, de montañas, de nombres de ciudades con nombres de personas, de nombres de ciudades con muchísima historia: Kiev, Nikolayev, Gregorov, Ivano-Frankovst.

No es verde su bandera, ni negro su color. Allí está ahora la abuela, con una mano rota y el libro de gramática no tiene una canción.

Y aquí, en la piel de “bik”, que así se dice más o menos toro en ruso, nuestro protagonista, a los pocos meses de llegar, milagro milagroso, no ha vuelto a decir “armia”, que ya aprendió a decir: “déjame en paz”.

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